En 1920 un joven Alemán de orígenes humildes soñaba con ser artista. Y este acuarelista aplicó dos veces a la academia de artes de Viena, y las dos veces fue rechazado. Ese joven de 18 años se llamaba Adolf Hitler. Y en este video, te vamos a hablar sobre cómo este político Nazi fue el autor del robo más grande de la historia moderna.
Muy pocas personas lo saben, pero Hitler era un gran amante del arte, o bueno, un amante de lo que él consideraba arte.
Hay muchísimas cosas que pudiéramos mencionar sobre los crímenes de los Nazis, pero en este video nos vamos a concentrar en el efecto que las ideologías de Hitler tuvieron en el arte.
Los primeros países que invadieron los Alemanes fueron Austria y Polonia. Ahí, además de matar a todos los judíos que pudieron, se robaron muchísimas obras de arte. Para los Nazis, las obras de arte valían más que las vidas humanas; O por lo menos más que las vidas de los que no eran de la raza Aria.
De hecho, se calcula que los Nazis destruyeron el 43% del patrimonio cultural de Polonia.
Hitler no se robaba el arte solo porque sí. Él tenía planeado hacer toda una reforma artística y hacer un mega museo con todas estas obras robadas. El museo se llamaría Führermuseum y concentraría las mejores obras de arte del mundo.
Un ejemplo de una de las obras robadas fue el retrato de Adele Bloch-Bauer hecho por Gustav Klimt, mejor conocido como la dama de oro. Esta pintura desapareció por varios años y después, cuando fue recuperada, fue el centro de una disputa legal entre el gobierno de Austria y la familia de la cual fue robada.
Al ver lo que los Nazis hicieron en Austria y Polonia, otros países de Europa tuvieron miedo de perder su arte, soberanía y a su gente. Pero ese no es el punto de este video.
Francia, por ejemplo, rescató muchísimas obras del museo de Louvre escondiéndolas en casas y castillos en el campo. Sin embargo, no todas las obras se lograron salvar. Por las prisas, la documentación de quién se llevó cual obra, no fue la más organizada que digamos y hoy en día siguen perdidas algunas de esas obras. De todas formas los Nazis invadieron Francia y eventualmente llegaron a ocupar París.
Pero el robo no fue el único crimen de arte que los Nazis cometieron, sino que también bajo órdenes directas de Hitler, quemaron cantidades enormes de pinturas. Podríamos pensar que Hitler era como un niño berrinchudo que solo quemaba las pinturas que no hubieran sido hechas por Alemanes. Pero la realidad es que no era así de simple. Hitler tenía un plan…
En 1937, declaró lo siguiente: "Las obras de arte que no pueden entenderse en sí mismas, sino que necesitan un libro de instrucciones pretencioso para justificar su existencia, nunca más encontrarán su camino hacia el pueblo alemán".
Hitler pensaba que el arte realista era el mejor, sobre todo el arte clásico inspirado en los griegos y en los romanos. Él pensaba que este estilo de arte no había sido contaminado con las ideas judías y representaba el espíritu de superioridad racial Alemana.
También pensaba que el arte debía ser bonito para elevar la moral de los alemanes y servir como propaganda política.
Por eso se dice que en Julio de 1937 Hitler declaró la guerra al arte moderno en un discurso en el que expresó su disgusto por esta corriente. Y no se refería a todo el arte de ese tiempo, sino a las vanguardias europeas de diferentes corrientes artísticas que surgieron en ese tiempo.
Lo que Hitler desaprobaba era que el arte moderno daba la oportunidad a cada artista de presentarnos su propia visión del mundo, es decir, su propia interpretación de la realidad. En vez de hacer una pintura mostrando exactamente lo que había delante de los ojos, los artistas manipulaban sus obras para presentarnos una manera innovativa de ver las cosas. Muchas veces lo hacían alterando los colores, o abstrayendo las formas.
Pero Hitler pensaba que los artistas extranjeros no tenían la capacidad intelectual de ver los colores y las formas de una manera realista y por eso pintaban arte moderno. Algunos de esos artistas que Hitler veía como inferiores son:
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Wassily Kandinsky
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Henry Matisse
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Vincent Van Gogh
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Pablo Picasso
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y Joan Miró.
Según el líder Nazi, todo el arte que invitaba a reflexionar era arte “degenerado”. Y todas las obras modernas que no fueron quemadas eran exhibidas en galerías especiales designadas únicamente para este tipo de arte que tenían la finalidad de advertir a la población sobre los peligros de las influencias extranjeras.
Pero para tener resultados más extremos, el 21 de Julio de 1942 en París se hizo una enorme fogata en la que se quemaron muchas obras que los Nazis desaprobaban. En este fuego y en otros que no fueron registrados, se perdieron miles de obras de artistas que hoy son muy apreciados.
Lo bueno de esto es que los Nazis nunca terminaron su inmenso proyecto de reforma artística ya que las fuerzas alemanas fueron derrotadas por los Aliados.
Y aunque muchas de las obras robadas ya fueron regresadas a sus respectivos dueños, muchas otras fueron destruidas o siguen perdidas.
Como humanidad, tenemos que aprender de este tipo de historias. Tenemos que aprender que las ideas extremistas y totalitarias nunca son la respuesta.
En este caso, además de que la humanidad perdió muchísimas obras de arte y patrimonio cultural, perdimos millones y millones de vidas de inocentes. Todo porque un sólo hombre con una conservadora y limitada visión de arte quiso imponer sus gustos personales sobre los demás.
En fin…
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