A lo largo de la historia, los visionarios han sido tachados de locos, para después ser reconocidos como grandes pioneros. En este vídeo, te vamos a hablar de uno de esos casos. Un artista que se opuso a la academia y logró establecer una nueva era. Hablamos de Claude Monet.
Monet fue uno de los fundadores del movimiento impresionista. De hecho, es considerado por los expertos como el más impresionista de todos. Pero ese título no se lo ganó con facilidad. El joven rebelde tuvo que luchar por hacer que su estilo artístico fuera aceptado.
Todo comenzó en 1840, cuando Monet nació en una familia adinerada de Francia.
Su padre tenía varias propiedades y la familia vivía en diferentes casas según la estación del año.
Monet siempre fue muy inquieto cuando era niño. Y en su adolescencia, comenzó a hacer caricaturas de sus profesores para burlarse de ellos. Esto hizo que ganara fama de caricaturista y diferentes personas comenzaron a pagarle para que hiciera retratos. Y así fue como Monet comenzó a ganarse un dinerito de su arte.
En 1857 murió la madre de Monet, y esto hizo que su padre comenzara a ponerle más atención. La idea era ayudarlo a convertirse en un artista de renombre.
Sin embargo, Monet era una persona muy rebelde y a pesar de tener las posibilidades económicas y artísticas, se negó a inscribirse en la Academia de Bellas Artes de Francia, que era una de las más prestigiosas del mundo.
En su lugar, se inscribió en una academia de arte privada que le pareció más interesante.
Mientras que la academia de Bellas Artes se enfocaba muchísimo en la técnica y en hacer pinturas estéticas y que se vendían muy bien, la academia privada se enfocaba más en el realismo y menos en lo comercial.
A Monet no le gustaba la idea de tener que seguir tantas reglas de técnica para ganarse la aprobación de los críticos. El sentía que había algo más innovador en el mundo de la pintura esperando a ser descubierto.
Además, la fotografía se estaba propagando cada vez más rápido en el mundo, y esto estaba dejando sin trabajo a muchos artistas, ya que una fotografía era mucho más económica que una pintura.
Por eso, Monet no estaba satisfecho con la educación artística disponible en las escuelas formales y su espíritu rebelde lo llevó a ser algo grosero con sus profesores y a decepcionarse del arte académico en general.
Esta actitud hizo que su padre se convenciera de que, debido a su rebeldía, Monet nunca tendría éxito como artista. Y lo alentó a buscarse “un trabajo de verdad”.
Pero como buen rebelde y apasionado del arte, después de servir un breve tiempo en el ejército, Monet regresó a Francia y se inscribió en un taller de arte que le llamó la atención.
Ahí fue donde conoció a los pintores con los que fundaría el movimiento impresionista: Pierre-Auguste Renoir, Alfred Sisley y Frédéric Bazille. Y de ese punto en adelante, estos jóvenes apasionados del arte se hicieron amigos inseparables.
En este periodo, Monet seguía teniendo esperanzas de ser aceptado por los críticos del arte y tuvo la oportunidad de exhibir su primera pintura en la galería más prestigiosa de esta época: El Salón de París. Y la obra tuvo un poco de éxito. Pero, lo que realmente fue trascendente fue que Monet terminó enamorándose perdidamente de la modelo de este cuadro, que se llamaba Camille.
Ambos terminaron enamorados y comenzaron una relación. Pero cuando el padre de Monet se enteró de esto, le dejó muy claro a su hijo que no estaba de acuerdo. El padre esperaba que Monet se casara con una mujer de una familia adinerada. Y para ejercer presión, el padre lo amenazó con dejar de apoyarlo económicamente.
Por eso, Monet dejó a su amada por un tiempo. Pero cuando se enteró de que Camille estaba embarazada de un hijo suyo, Monet decidió darle la contra a su padre y quedarse a su lado, incluso cuando esto significó perder el apoyo económico.
Por suerte, Bazille, uno de sus inseparables amigos, tenía la posibilidad económica de comprarle algunas pinturas, y con ese dinero, Monet pudo casarse y construir una vida con su nueva familia.
Monet tuvo dos hijos con Camille. Y aunque tuvieron muchas carencias los primeros años, eran muy felices y Monet logró encontrar su propio estilo de pintura. De hecho, en este periodo fue que pintó su famosa obra titulada “Mujer con sombrilla”
Su objetivo era capturar la manera en que la luz se reflejaba en los objetos de la naturaleza. Por eso, le interesaba mucho pintar el agua y hoy en día tenemos muchas obras de él sobre el mar, las playas y los lagos. Como por ejemplo, “Impresión del sol naciente”, que puedes pedir en nuestra página en el material y tamaño que prefieras.
Tristemente los críticos seguían rechazando el arte de Monet. Por eso, junto con sus fieles amigos rebeldes, decidieron fundar el grupo conocido como “Los impresionistas”.
Y lo que este grupo de jóvenes buscaba era experimentar con la pintura para encontrarle una nueva aplicación al arte. Porque como ya habíamos mencionado, la fotografía le estaba quitando la chamba a muchos de los pintores tradicionales.
Y para lograr capturar todos los colores presentes en una escena real, los impresionistas pintaban dando brochazos muy pequeños con diferentes colores. De esta manera, el efecto de la luz era mucho más placentero, y sobre todo, era estéticamente muy diferente al arte académico que se hacía en ese tiempo. Fue en este tiempo que Monet hizo su serie de pinturas sobre los montículos de paja en diferentes iluminaciones.
Después, en 1870, Francia se involucró en una guerra y debido a esto Monet se mudó a Londres con su familia.
Lamentablemente, otros de sus amigos pintores no tuvieron esta oportunidad y fueron reclutados como soldados. Uno de ellos fue Bazille, quien falleció en el campo de batalla.
Al final de la guerra, el padre de Monet falleció y le dejó una pequeña herencia a su hijo.
Y también, con el final de la guerra, la economía de Francia comenzó a florecer. Y por eso, Monet y su familia gozaron de un periodo de gran estabilidad económica. Esto le permitió a Monet viajar a diferentes países y estudiar el arte de artistas famosos como William Turner. Con esta nueva inspiración, Monet hizo pinturas como “La catedral de Rouen”
Unos años después, Monet acogió en su casa a una de sus fieles clientas que había sido abandonada por su esposo junto con sus seis hijos. Ella se llamaba Alice, y junto con Camille criaron a todos los hijos.
Lamentablemente, Camille murió en 1879, dejando a sus hijos al cuidado de Alice, quien se convirtió en la nueva pareja de Monet. Alice y Monet vivieron felices por muchos años, hasta que ella también falleció.
Y aunque la situación familiar era triste, Monet tenía otra razón para ser feliz: La fama del movimiento impresionista creció y Monet comenzó a ser apreciado como uno de los fundadores de este movimiento. Por primera vez, el mundo entero comenzó a reconocer la técnica de los jóvenes artistas rebeldes.
Ya en su vejez, siendo un artista reconocido y sin dificultades económicas, Monet se sintió todavía más libre de desarrollar su propio estilo.
Compró una enorme propiedad con estanques, en donde cultivaba diferentes tipos de plantas exóticas que le servían de inspiración para sus pinturas. Y fue durante este periodo que surgieron las pinturas más icónicas como las de “El estanque de Ninfas”
Al poco tiempo, el artista fue diagnosticado con cataratas en los ojos y se sumió en una gran depresión al pensar que nunca podría volver a pintar. Pero, afortunadamente, pudo ser operado y siguió pintando hasta que falleció en 1926.
Y bueno, el legado de Monet consiste en mucho más que una serie de pinturas exquisitas. Lo que realmente cambió el mundo del arte fue su rebeldía y su implacable deseo de encontrar algo más en el arte.
Fue gracias a jóvenes rebeldes como Monet que el mundo del arte comenzó una nueva era. Ya que fueron los impresionistas los que comenzaron con el arte moderno. Fueron los impresionistas, liderados por Claude Monet, los que le encontraron un nuevo propósito al arte ante la gran amenaza que representaba la fotografía.
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Y como siempre, muchas gracias por su atención. Nos vemos en el próximo blog.